columna del profesor León Sanz.
Reactiva
Hoy día, hombres de poca Fe, ya no rogamos a Palas Atenea que nos guíe en la salida de las murallas de Ilión, pero les abrimos las puertas al secular dios Capital y sus sacerdotes del Estado. Siempre listos para aprovechar las crisis en favor del sometimiento del hombre. generando una vez más, la clásica cadena causal; epidemia, caos, miedo y oportunismo político, incertidumbre y ley.
Lordosis Aguda en esta ocasión, pretende frenar la ruedita de hámster de Laboratorio en que nos hemos mal posicionado los docentes -para intentar mitigar en lo posible, esta hogueras que sin mala intención venimos alimentando con leña verde-, en pro de dar algo de luz, sobre una de las tantas cortinas de humo que hoy ciernen nuestro horizonte político; el de la vuelta a clases en la enseñanza pública.
El tan esperado retorno a las clases presenciales en las escuelas, liceos y UTUs, vino como llegó la suspensión temporal de las mismas; lleno de incertidumbres y desconcierto en los trabajadores de la enseñanza. Dado que en el contexto de la Pandemia de SarCov2, hoy, hay tantas malas razones para la vuelta a clases como las hubo para su suspensión. Los mismos artífices –o plagiarios- de las políticas públicas en Uruguay admiten que no hay medidas sanitarias que hayan dado resultados infalibles, y que estamos en un periodo de ensayo y error o usando el eufemismo de moda; “moviendo perillas”.
Pero tratemos de abrirnos paso entre tanto humo y analizar los elementos que están generando tanta incertidumbre.
En primer lugar, comencemos con el proceso de vuelta a clases: partamos de una conferencia de prensa de Presidencia, largamente preproducida por todos los “avances informativos”, en la cual se anuncia la fecha del 25 de mayo para la vuelta al trabajo presencial a los distintos trabajadores de la enseñanza pública, más el anuncio de un cronograma escalonado de reinicio de los cursos, con tres fechas concretas -1º, 15 y 29 de Junio- pero con la aclaración de la vuelta “Voluntaria” para el estudiantado. Ya, está aparente contradicción entre la Obligatoriedad -salvo causales de salud especificados claramente para los trabajadores que se considera de alta vulnerabilidad al Covid19- y el voluntarismo para los estudiantes, es caótica y alarmante. Pero tal vez si leemos esto como más que una contradicción, como un primer fósforo para encender las piras de la incertidumbre, para alentar el comienzo de un discutidero infértil, nocivo y humeante, que embarullan a gran parte de la población; los trabajadores del sector, padres, adolescentes y adultos en vías de completar sus estudios formales, empecemos por buen punto de partida, a despejar horizontes.
En segundo lugar, la vuelta a clases decretada pero acompañada de un Protocolo Sanitario general para toda la enseñanza pública: dándose “Autorización para la vuelta al trabajo presencial” a los trabajadores sin los medios necesarios para cumplir con el Protocolo Sanitario Obligatorio. Otra vez la incertidumbre toma el papel de neurotizador de los trabajadores que en los distintos niveles y funciones se ven enfrentados a hacer lo decretado, pero se encuentran con la contradicción de tener que cumplirlo sin las posibilidades de hacerlo protocolarmente. Los cuerpos de docencia indirecta y los funcionarios administrativos, de limpieza y de servicios echando humo ante la impotencia de los impedimentos materiales, los docentes directos sin saber cuándo y cómo reintegrarse, o sea; más ruido en las redes sociales virtuales. El whatsapp con sus grupos de colegas, padres y estudiantes echando humo y más humo sobre la incertidumbre preexistente.
En tercer lugar, el papel del oportunista experimento social de la virtualización de las relaciones laborales, haciendo estragos en la sana comunicación necesaria para un reinicio de clases y a lo largo de toda la tarea educativa. Con la a falta de acuerdos colectivos, no es de extrañar que la deshumanizante transformación de los vínculos presenciales de los -diversos actores de la Enseñanza Pública- den por resultado, meras caricaturas virtuales de los mismos. Las coordinaciones, salas docentes, reuniones de núcleos sindicales, asociaciones de padres, gremios estudiantiles, etc. por Zoom -la ganadora en el ámbito Institucional entre los funestos entornos virtuales de enseñanza-, han traído un doble juego de mala calidad en la comunicación y contracomunicación al embarullarse por los múltiples grupos de whatsapp que multiplican el ruido hasta que se vuelve humo.
En cuarto lugar, la falta de directivas claras sobre como pasar del “Vinculo Pedagógico” a la vuelta a clases presenciales: ha traído más rispideces que encuentros entre los docentes y los estudiantes, no estableciéndose una política Pública sino micro políticas en cuanto al punto de partida de la enseñanza de contenidos académicos -evaluables y por ende certificables-. Lo cual se agrava en las discusiones y resoluciones en la orbita de cada institución de enseñanza, o sea; cada centro educativo queda enfrascado por los acuerdos virtuales entre las direcciones y los cuerpos docentes, y a la espera de un aval de cada Consejo Desconcentrado de la A.N.E.P.
Y para postre, el problema extra que se generó por la falta de directivas claras o acuerdos profesionales en el marco de los fines históricos de la enseñaza pública en Uruguay: esto se ve como echa humo a granel, sobre todo en los casos de los docentes que por causales de salud convalidadas por las autoridades, no se reintegren a las Clases presenciales sino que tengan que empezar sus cursos virtuales -fuera de toda normativa o experiencia que los legitime-. Aquí la incertidumbre duplica su potencial descolectivizador de la tarea docente, profundizando el “hágalo a su manera”. O sea; ya estamos listos para entrever tras la cortina de humo que estamos haciendo crecer y espesarse, los preparativos para EDUY21 y la instauración del teletrabajo como modalidad normal en el contexto de la aprobación parlamentaria de la L.U.C.
Creo yo que, una de las estrategias del poder político, más brillantes, ha sido el generar en forma sutil y hasta subliminal, el incentivar la incertidumbre y debilitamiento de las redes sociales reales, y con ello, la búsqueda inconsciente de la implantación de la L.U.C. -una ley que ordene, tranquilice, y suplante la incapacidad que hemos mostrado lo distintos actores de la enseñanza, de resolver por nosotros mismos la vuelta a clases. Porque es obvio que una Ley que se empieza a practicarse antes que su aprobación en el Parlamento emerge con una legitimación muy fuerte gracias a nuestra falta de pienso, discusión y contrapropuesta.
Imaginemos una escena sádica pero de lo más ilustrativa; un hámster encerrado en una pecera con su clásica ruedita de ejercicio. Ahora imaginemos que frente al hámster hiciéramos una pequeña micro hoguera mientras corre pero estático en su rueda. Es fácil imaginarnos el resultado, la ruedecilla giraría más rápido en tanto el hámster se empezara a asustar, generando a la vez cada vez mas humo al aumentar la oxigenación de las llamas, dando por resultado final un terror horroroso al combinar miedo, cansancio y pérdida de perspectiva por el humo que ya impide la visión de la pecera misma. ¿Es un espanto verdad? Pues es una alegoría perfecta de la vuelta a clases en el contexto del pasaje de la LUC por el Parlamento, o debería decir, durante la Emergencia Sanitaria, si es que existe alguna diferencia en los hechos.
El laboratorio social que ha permitido la epidemia de Covid19, es de una perversidad que difícilmente llegara a ilustrarse sin tomar en cuenta el caos, el miedo, incertidumbre y la malevolencia política, prendiendo fuegos por aquí y allá y dejando que nosotros mismos generemos las cortinas de humo que nos impidan ver nuestro lugar en las emergentes relaciones de opresión creciente y retrolimentable dentro del descontrol más meticuloso.
Tal vez debamos empezar el análisis de esta coyuntura bajándonos de la ruedita y prestando atención a lo que pasa con las transformaciones que la L.UC. necesita, y que nos están incentivando a crear detrás de las cortinas de humo. Porque el Aislamiento Social no es un Medio, es un Fin en si mismo.
Lordosis aguda, columna del profesor León Sanz.9
Lordosis Aguda en esta ocasión, pretende frenar la ruedita de hámster de Laboratorio en que nos hemos mal posicionado los docentes -para intentar mitigar en lo posible, esta hogueras que sin mala intención venimos alimentando con leña verde-, en pro de dar algo de luz, sobre una de las tantas cortinas de humo que hoy ciernen nuestro horizonte político; el de la vuelta a clases en la enseñanza pública.
El tan esperado retorno a las clases presenciales en las escuelas, liceos y UTUs, vino como llegó la suspensión temporal de las mismas; lleno de incertidumbres y desconcierto en los trabajadores de la enseñanza. Dado que en el contexto de la Pandemia de SarCov2, hoy, hay tantas malas razones para la vuelta a clases como las hubo para su suspensión. Los mismos artífices –o plagiarios- de las políticas públicas en Uruguay admiten que no hay medidas sanitarias que hayan dado resultados infalibles, y que estamos en un periodo de ensayo y error o usando el eufemismo de moda; “moviendo perillas”.
Pero tratemos de abrirnos paso entre tanto humo y analizar los elementos que están generando tanta incertidumbre.
En primer lugar, comencemos con el proceso de vuelta a clases: partamos de una conferencia de prensa de Presidencia, largamente preproducida por todos los “avances informativos”, en la cual se anuncia la fecha del 25 de mayo para la vuelta al trabajo presencial a los distintos trabajadores de la enseñanza pública, más el anuncio de un cronograma escalonado de reinicio de los cursos, con tres fechas concretas -1º, 15 y 29 de Junio- pero con la aclaración de la vuelta “Voluntaria” para el estudiantado. Ya, está aparente contradicción entre la Obligatoriedad -salvo causales de salud especificados claramente para los trabajadores que se considera de alta vulnerabilidad al Covid19- y el voluntarismo para los estudiantes, es caótica y alarmante. Pero tal vez si leemos esto como más que una contradicción, como un primer fósforo para encender las piras de la incertidumbre, para alentar el comienzo de un discutidero infértil, nocivo y humeante, que embarullan a gran parte de la población; los trabajadores del sector, padres, adolescentes y adultos en vías de completar sus estudios formales, empecemos por buen punto de partida, a despejar horizontes.
En segundo lugar, la vuelta a clases decretada pero acompañada de un Protocolo Sanitario general para toda la enseñanza pública: dándose “Autorización para la vuelta al trabajo presencial” a los trabajadores sin los medios necesarios para cumplir con el Protocolo Sanitario Obligatorio. Otra vez la incertidumbre toma el papel de neurotizador de los trabajadores que en los distintos niveles y funciones se ven enfrentados a hacer lo decretado, pero se encuentran con la contradicción de tener que cumplirlo sin las posibilidades de hacerlo protocolarmente. Los cuerpos de docencia indirecta y los funcionarios administrativos, de limpieza y de servicios echando humo ante la impotencia de los impedimentos materiales, los docentes directos sin saber cuándo y cómo reintegrarse, o sea; más ruido en las redes sociales virtuales. El whatsapp con sus grupos de colegas, padres y estudiantes echando humo y más humo sobre la incertidumbre preexistente.
En tercer lugar, el papel del oportunista experimento social de la virtualización de las relaciones laborales, haciendo estragos en la sana comunicación necesaria para un reinicio de clases y a lo largo de toda la tarea educativa. Con la a falta de acuerdos colectivos, no es de extrañar que la deshumanizante transformación de los vínculos presenciales de los -diversos actores de la Enseñanza Pública- den por resultado, meras caricaturas virtuales de los mismos. Las coordinaciones, salas docentes, reuniones de núcleos sindicales, asociaciones de padres, gremios estudiantiles, etc. por Zoom -la ganadora en el ámbito Institucional entre los funestos entornos virtuales de enseñanza-, han traído un doble juego de mala calidad en la comunicación y contracomunicación al embarullarse por los múltiples grupos de whatsapp que multiplican el ruido hasta que se vuelve humo.
En cuarto lugar, la falta de directivas claras sobre como pasar del “Vinculo Pedagógico” a la vuelta a clases presenciales: ha traído más rispideces que encuentros entre los docentes y los estudiantes, no estableciéndose una política Pública sino micro políticas en cuanto al punto de partida de la enseñanza de contenidos académicos -evaluables y por ende certificables-. Lo cual se agrava en las discusiones y resoluciones en la orbita de cada institución de enseñanza, o sea; cada centro educativo queda enfrascado por los acuerdos virtuales entre las direcciones y los cuerpos docentes, y a la espera de un aval de cada Consejo Desconcentrado de la A.N.E.P.
Y para postre, el problema extra que se generó por la falta de directivas claras o acuerdos profesionales en el marco de los fines históricos de la enseñaza pública en Uruguay: esto se ve como echa humo a granel, sobre todo en los casos de los docentes que por causales de salud convalidadas por las autoridades, no se reintegren a las Clases presenciales sino que tengan que empezar sus cursos virtuales -fuera de toda normativa o experiencia que los legitime-. Aquí la incertidumbre duplica su potencial descolectivizador de la tarea docente, profundizando el “hágalo a su manera”. O sea; ya estamos listos para entrever tras la cortina de humo que estamos haciendo crecer y espesarse, los preparativos para EDUY21 y la instauración del teletrabajo como modalidad normal en el contexto de la aprobación parlamentaria de la L.U.C.
Creo yo que, una de las estrategias del poder político, más brillantes, ha sido el generar en forma sutil y hasta subliminal, el incentivar la incertidumbre y debilitamiento de las redes sociales reales, y con ello, la búsqueda inconsciente de la implantación de la L.U.C. -una ley que ordene, tranquilice, y suplante la incapacidad que hemos mostrado lo distintos actores de la enseñanza, de resolver por nosotros mismos la vuelta a clases. Porque es obvio que una Ley que se empieza a practicarse antes que su aprobación en el Parlamento emerge con una legitimación muy fuerte gracias a nuestra falta de pienso, discusión y contrapropuesta.
Imaginemos una escena sádica pero de lo más ilustrativa; un hámster encerrado en una pecera con su clásica ruedita de ejercicio. Ahora imaginemos que frente al hámster hiciéramos una pequeña micro hoguera mientras corre pero estático en su rueda. Es fácil imaginarnos el resultado, la ruedecilla giraría más rápido en tanto el hámster se empezara a asustar, generando a la vez cada vez mas humo al aumentar la oxigenación de las llamas, dando por resultado final un terror horroroso al combinar miedo, cansancio y pérdida de perspectiva por el humo que ya impide la visión de la pecera misma. ¿Es un espanto verdad? Pues es una alegoría perfecta de la vuelta a clases en el contexto del pasaje de la LUC por el Parlamento, o debería decir, durante la Emergencia Sanitaria, si es que existe alguna diferencia en los hechos.
El laboratorio social que ha permitido la epidemia de Covid19, es de una perversidad que difícilmente llegara a ilustrarse sin tomar en cuenta el caos, el miedo, incertidumbre y la malevolencia política, prendiendo fuegos por aquí y allá y dejando que nosotros mismos generemos las cortinas de humo que nos impidan ver nuestro lugar en las emergentes relaciones de opresión creciente y retrolimentable dentro del descontrol más meticuloso.
Tal vez debamos empezar el análisis de esta coyuntura bajándonos de la ruedita y prestando atención a lo que pasa con las transformaciones que la L.UC. necesita, y que nos están incentivando a crear detrás de las cortinas de humo. Porque el Aislamiento Social no es un Medio, es un Fin en si mismo.
Lordosis aguda, columna del profesor León Sanz.9
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